Saturio 1976-1980

Fundado por el intelectual y escritor Carlos Arturo Caicedo Licona, del cual se publicaron cerca de 29 ediciones, de las cuales 12 ediciones de Febrero 1976 – diciembre 1979 s encuentran en la Hemeroteca del Chocó.

Si damos una mirada a los nombres de todos los periódicos que desde 1834 hasta nuestros días se han publicado en el Chocó, descubrimos que sola-mente dos han llevado el de ilustres hijos de esta tierra. En 1924, el controvertido periodista Andrés Fernando Villa (Aristo Velarde), llevado de su entusiasmo por el genial político, poeta, militar, diplomático, periodista, catedrático y gobernante chocoano César Conto, editó un periódico con el título de “César Conto”. Con el correr de los años, a Manuel Saturio Valencia, para unos vulgares incendiarios, y para otros héroes regionales, fusilado en 1907 por la envidia y por la animadversión de la oligarquía de entonces, le resultó un ferviente admirador. Quiso rendirle homenaje a este «Cristo Negro» y decidió que su nombre encabezara la publicación que proyectaba dar a la estampa.

Dado que al admirador le pareció inconveniente en titularlo «Manuel Saturio “y menos con el común y corriente apellido «Valencia», resolvió escoger el segundo nombre por ser más sonoro, corto y raro. Así, teniendo como padre al periodista, escritor, político y hombre de ciencias, Carlos Arturo Caicedo Licona, nació «Saturio», periódico que sobreviviría durante cuatro años y saldría en 29oportunidades. La primera edición apareció en febrero de 1976 y la última, la 29, en noviembre de 1980. Quiso ser quincenario y de haber cumplido el propósito, hubiera lanzado al público cerca de 100 ediciones y solo editó 29. La nómina, destacada en recuadro en la primera página, decía: Director: Carlos A. Caicedo L. Circulación y Finanzas: Edgardo Henry. Jefe de Redacción: César Rivas Lara. Colaboradores: Miguel A. Caicedo, Carmelo Rentería, Ely Gómez Ortega, Jaime Sarria, Giorgio M. Manzini, Roque del Río, Nelson Serna y Armando Luna Campo.

El director terminó así el último párrafo del primer editorial: «SATURIO será el órgano de expresión auténticamente democrático del Chocó, del Pacífico y de Colombia. Sus páginas están abiertas a la ciencia, al arte, a la música, a la literatura; a todos los que sufren y maldicen…. a los que lloran y se escupen, a los que meditan… a los vagabundos y sin techo; en fin, a todos los trabajadores de la madera y del metal y a los que interese resolver el curso de la historia de nuestro pueblo, por las vías que dicho pueblo defina como democráticas».

Todas las ediciones de «Saturio” salieron de las prensas de la Editorial Uryco de Medellín, especializada en periódicos. Tamaño 44 por 28, a dos tintas, roja para el nombre y los titulares de la primera y última página. Además de la información general sobre el Chocó y de los temas a que hizo referencia el editorial, “Saturio” le dio cabida preferencialmente a tópicos referentes a las negritudes, destacando todo lo que contribuyera a la exaltación y defensa de la raza negra.

Su director Carlos Arturo Licona fallecido en el 2022 fue uno de los mas importantes escritores del Chocó de todos los tiempos.

Ver mas : El periódico Saturio y El Chocó por dentro Glosa paseada en homenaje a Licona
-3ª Parte-

El escritor Julio Cesar Uribe Hermosillo en su Blogger el Guarengue describió una nueva versión sobre la historia de este periódico y la importancia de su director en el panorama intelectual del Chocó.

Saturio

SATURIO será el órgano de expresión auténticamente democrático del Chocó, del Pacífico y de Colombia. Sus páginas están abiertas a la ciencia, al arte, a la música, a la literatura; a todos los que sufren y maldicen…, a los que lloran y se escupen…; a los que meditan…, a los vagabundos y sin techos; en fin, a todos los trabajadores de la madera y el metal y a los que interese resolver el curso de la historia de nuestro pueblo, por las vías que dicho pueblo defina como democráticas”. Así concluía el Editorial del primer número del periódico Saturio, que Licona fundó en compañía de un selecto grupo de intelectuales chocoanos, la mayoría de ellos ligados al entonces recién creado Instituto Universitario Diego Luis Córdoba, que tres años después, en 1975, pasaría a llamarse Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba.

Licona era el director de Saturio, Eduardo Henry Salas tenía a su cargo las finanzas y César Rivas Lara era el jefe de redacción. Los acompañaba un grupo de diez colaboradores: Miguel A. Caicedo, Carmelo Rentería, Ely Gómez Ortega, Jaime Sarria Misas, Giorgio M. Mancini, Enrique Mosquera, Roque del Río Alvarez, Nelson Serna, Armando Luna Campo y Luis Carlos Palacios. De modo que las diversas ramas del pensamiento, del arte y de la ciencia mencionadas como intereses temáticos del periódico quedaban cubiertas por las calidades de este selecto grupo de profesionales nativos, sin tacha en la escena pública y genuinamente preocupados por la suerte del Chocó. Así como en las preocupaciones intelectuales y profesionales del grupo estaban los desposeídos de la región y del país invocados como sujetos históricos de interés del periódico Saturio en su primer Editorial.

Para el editorialista, que con toda seguridad fue el mismo Licona, la creación de Saturio era también una respuesta al servilismo de la prensa nacional y regional frente a los poderes dominantes, y a su consiguiente falta de democracia. “La democratización de la prensa, en su versión no antagónica, ha sido en el Chocó tan pálida como en el resto del país. Los periódicos colombianos están al servicio del capital o de intereses particulares, advirtiendo eso sí, que uno y otro tienen un nexo obvio en esta era. Son precisamente dichos intereses especiales los que impiden que las páginas de la mayoría de diarios colombianos expresen las voces de la mayoría nacional, encubriéndose en la democracia tolerante y trazando rumbos equívocos y simplistas”.

Como es frecuente en este tipo de empresas, Saturio sucumbió a las afugias económicas propias de las aventuras intelectuales de carácter alternativo en tierras que, como el Chocó, no son consideradas más que para la provisión de materias primas o bienes primarios, mediante el enclave extractivo de sus recursos naturales. Durante el tiempo que alcanzó a circular, Saturio -de todos modos y con creces- cumplió su elevada misión informativa, analítica, de agitación de ideas a favor de los desposeídos por razones de clase y de los ninguneados por razones de raza, y del aún pacífico territorio chocoano, acerca de cuyo desarrollo ya venía reflexionando su director, Carlos Arturo Caicedo Licona.

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