En los primeros meses de 1996, cuando se hacía el traspaso del periódico «Presente» a los nuevos propietarios, señores Panesso y Sally Mena Lemos, sucedió que el Tribunal Superior de Quibdó, presidido por el magistrado Vitalino Palacios Mena intentó dar cumplimiento a la sentencia proferida por su despacho, según la cual el ex-director de «Presente”, sacerdote y periodista Efraín Gaitán Orjuela debía de ir a la cárcel durante un mes y de contera pagar la multa de dos salarios mínimos mensuales.
La sanción se debió a que el presbítero Gaitán cuando estuvo al frente de su periódico dejó de cumplir supuestamente una tutela interpuesta por el fiscal Marcos Bejarano Sánchez. El sentenciado envió a su abogado Alfredo Potes Gamboa a la oficina del magistrado Vitalino para demostrarle, con el número 205de «Presente» en la mano, que esta publicación había efectuado la rectificación decretada por la tutela. A pesar de que la prueba era evidente, pues el periódico había circulado a mediados de febrero y la sentencia tenia fecha del 13 de marzo, el magistrado Vitalino rechazó la prueba y confirmó la sentencia.

Así las cosas, el Padre Gaitán resolvió abandonar el Chocó e instalarse en otra ciudad mientras acudía a más altos tribunales. Huyó como él mismo lo dijo-no de la justicia sino de la injusticia.
A los seis meses (septiembre), el periodista exiliado envió esta nota al magistrado de la Corte Suprema de Justicia, doctor Didimo Páez:
‘Comedidamente pongo a su consideración lo siguiente:
El fallo del magistrado Vitalino Palacios en mi contra por no haber su-puestamente acatado una tutela, salió el 12 de marzo del año en curso. El 12 de septiembre se cumplieron 6 meses y es el caso que no se ha resuelto nada todavía y yo sigo en el exilio sin poder entrar al Chocó, el campo de mis habituales actividades».
«Como puede ver por los documentos de «El Mundo» esta casa editorial de Medellín imprimió el periódico «Presente» el 21 de febrero y éste circuló en Quibdó el 23 y 24 del mismo mes. En esta edición, en su página 2 apareció la rectificación, exigida por el Tribunal. 18 días después, el 12 de marzo el magistrado Vitalino produjo la sentencia. ¿Es justo que se me condené a la cárcel y a pagar multa por una orden que si cumplí? Yo me quejé ante la Fiscalía y ante el
Consejo Superior de la Judicatura y su despacho ordenó compulsar copias ante esas dos instituciones porque en el proceso contra mí encontró su señoría «irregularidades de extrema gravedad», según sus palabras, pero hasta el sol que nos alumbra no ha habido ningún pronunciamiento por parte de esas dos entidades del Estado”. Luego de escrita esta nota, el Padre Gaitán Orjuela decidió editar en su exilio de Medellín un pequeño periódico en dieciseisavo, que denominó, “EI Chocofilo”, con el fin de demostrar su inocencia.
La primera edición de «El Chocofilo» salió en las prensas de la edito-rial Uryco en octubre de ese mismo año, 1996.

Su sorpresa fue grande cuando en el momento de entregarle a la imprenta los materiales de la segunda entrega, recibió la noticia de la revocatoria a la sentencia del magistrado Vitalino Palacios. Es decir que ya el periodista no iría a la cárcel ni pagaría multa alguna.
De inmediato el material fue sustituido por otro, dedicado a la última noticia. En la primera página apareció este titular y esta leyenda:
iOh Júbilo inmortal!
El Padre Gaitán
No irá a la cárcel ni pagará multa
«Siete meses, del 12 de marzo del año en curso al 20 de octubre, fue el largo tiempo empleado para que la justicia chocoana en connivencia con la nacional se pronunciara a favor de la no culpabilidad del Padre Efraín Gaitán, ex – director de «PRESENTE», acusado y acosado por el Fiscal de Vida Marcos Bejarano de desatender la orden emanada del Tribunal Superior de Quibdó de publicar en su periódico una rectificación.
«La lucha fue tenaz y prolongada, pues no es tarea fácil vencer a un Fiscal de Vida (o de muerte?) embravecido y manejador de algunos hilos en el Palacio de Justicia, a un vengativo magistrado que le vino como anillo al dedo la ocasión de sacarse el clavo por publicaciones de prensa en su contra, a un Juez Tercero Penal del Circuito débil y de vacilante carácter que piensa una cosa y ejecuta lo contrario, a una prensa hablada y escrita silenciosa, engañada o abiertamente hostil, a un pueblo indiferente así se le haya servido y a unos amigos que te voltean la espalda cuando asoma el peligro para su pellejo».
«Desde su destierro, que no escondite, el Padre Gaitán, y desde su bufe-te de abogado, Alfredo Potes Gamboa, libraron la batalla; el primero con bombardeo de cartas y de hojas volantes, y el segundo esgrimiendo documentos y argumentos jurídicos.
Otros titulares referentes a la información central fueron estos:
«Chocó 7 días» se quedó con los crespos hechos» por ser el periódico que más palmas había batido con motivo del frustrado arresto al periodista Gaitán Orjuela. Así dio «El Tiempo» la noticia: Sacerdote se salvó de ir a la cárcel. Así dio la noticia «Chocó 7 días»: Tribunal anula arresto contra Gaitán Orjuela.
Si bien «La Nueva Opinión» dirigida por Ernesto Ariel Palacios y Enrique Valencia, no se refirieron a la sentencia, si lo hicieron a la primera edición de «El Chocofilo».
Este fue el título y el comentario:
《EL CHOCÓFILO》
«Con su tradicional estilo mordaz, el polémico presbítero y periodista Efraín Gaitán Orjuela, volvió a las lides del periodismo, esta vez con una publicación de pequeño formato denominada «El Chocofilo». La primera edición del mensuario, salió a circulación el 10 de octubre, siendo de inmediato acogida por los chocoanos, ansiosos de conocer las acostumbradas denuncias del periodista. Ha vuelto, pues, a afilar y mojar su pluma mordaz, aguda y precisa, el presbítero y periodista Efraín Gaitán Orjuela, para poner el dedo en la llaga como él mismo lo institucionalizó. Bienvenido’. («La Nueva Opinión» segunda quince-na de octubre de 1996, No.9).
A finales de 1997, «El Chocofilo» había aparecido 9 veces, sin ningún inconveniente, fuera de la pronunciación del título por la ignorancia del público. Entre doctos, sabido es que «filo», proveniente del griego, significa amante, amigo, partidario. Así pues, «El Chocofilo» será el amante del Chocó. Además, se dice en una sola palabra esdrújula: Chocofilo y no en dos: Chocó filo, Para el pueblo en lenguaje coloquial, filo es lo mismo que hambre y como en el Chocó abunda tanto, han creído que el título de este periódico hace alusión a la generalizada hambruna, cuando en realidad «El Chocofilo» no significa otra cosa que el amigo del Chocó. En noviembre de 1999, luego de varios meses de ausencia, «El Chocofilo» reapareció en su edición número 10, tamaño tabloide, con sólo cuatro páginas dedicadas totalmente a narrar la vida y milagros de Carlos Díaz Carrasco (a. Mono Díaz). Como éste lo consideró lesivo para su honra, demandó por calumnia e injuria, pleito en el que finalmente la justicia determinó que no había calumnia, sino injuria que fue subsanada con simple y protocolaria rectificación, por lo que el director del periódico no recibió ninguna de las drásticas sanciones solicitadas por el