Ovación

1975-1997

En 1975 apareció en Medellín, en la tipografía “Hispania”, del español Luciano Arrabal, el primer número del periódico “Ovación”, fundado y dirigido por el poeta tadoseño Alejandro Aguilar Orjuela. A la quinta edición, el director decidió trasladarse a Bogotá y desde entonces la publicación es editada en la capital de la República. En momentos de escribir esta nota, primer mes de 1996, está próximo a salir la entrega número 117, con sobrevivencia de 21 años.

Si bien desde el principio «Ovación» trató de ser una especie de antología que recogía producciones literarias en prosa y verso de todas las épocas, con todo, le mezclaba noticias, comentarios, fotos y publicidad del Chocó y circulaba, cada vez que aparecía, en Quibdó y pueblos circunvecinos. Fue, entonces, cuando emprendió feroz campaña contra su adversario político (también con-servador) y gobernador del Chocó, Osías Lozano Díaz. «Ovación» publicó fehacientes documentos que demostraban que Osias Lozano Díaz (gobernador y Representante a la Cámara) había falsificado los documentos que lo acreditaban como profesional del Derecho de la Universidad del Valle. Fue la mejor época de «Ovación» y la peor de Osías Lozano, quien estuvo a punto de naufragar en sus aspiraciones políticas. Parece que las denuncias de Alejandro Aguilar en su periódico eran ciertas, pero como la vida es irónica, mientras su denuncia-do prosperaba en política departamental, al denunciante le iba mal aún en su pueblo natal, Tadó. Lanzó su candidatura para el concejo y sólo obtuvo 7 votos.

Desde entonces «Ovación» se refugió en círculos literarios y en tertuliaderos de café en Bogotá y poco hacia su aparición en Quibdó y pueblos del Chocó, y lo que fue más radical, se convirtió en un periódico casi en su totalidad literario. De la primera a la última página, el lector encontraba trozos en prosa, poemas, capítulos enteros de libros de autores modernos, pero especialmente de hace cuatro o más siglos. Al lado de un cuento breve de Miguel de Cervantes, o de un artículo de principios de siglo, de Azorin, se encontraba una poesía del Tuerto López o un poema de Guillermo Valencia o un ensayo de Marco Fidel Suárez. Algunos comenzaron a comentar que «Ovación» era un periódico privilegiado; ¿pues, mientras la prensa en todo el mundo pagaba a sus colaboradores, el periódico de Aguilar Orejuela, se quedaba con todo en el bolsillo, pues en dónde va a encontrar a Cervantes, a Unamuno, a Jorge Isaacs,a José Martí, a José Santos Chocano, para cancelarles el valor de sus colaboraciones?

Esto no quiere decir que «Ovación» con esta orientación no sea del agrado de muchos. Por esta razón se ha sostenido durante 21 años y ha sostenido la existencia algo bohemia y trashumante del poeta Alejandro Aguilar (para sus amigos Ando). Nunca ha ocupado un puesto público. «Ovación» le ha dado el pan de cada día (o de cada dos días, si se demoran en pagarle los avisos). Así pues, «Ovación» es bien recibido en los cenáculos literarios, en las academias de muchas ciudades de Hispanoamérica y por muchos lectores que les encanta encontrar fragmentos literarios o poemas de autores modernos o antiguos que habían olvidado, pero que es sabroso recordar y repasar.

Con «Ovación», su director se ha convertido en un personaje típico de Bogotá, tanto que cuando sus amigos se pasan de copas en los cafetines, le inflan el ego proclamándolo a la presidencia de Colombia. Él se la cree y no tiene inconveniente en publicar tal noticia en su periódico, como lo hizo en la edición .

Tanto en la Biblioteca Nacional de Colombia como en la Hemeroteca del Chocó se disponen de ejemplares originales de este peculiar periódico .

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